El baño diario ayuda a la piel a deshacerse de bacterias y desechos de las glándulas sebáceas y sudoríparas.
Bañarse diario, ¡una buena idea!
Hábitos de higiene tan sencillos como lavarse las manos, bañarse, usar ropa limpia y cepillarse los dientes. Son prácticas preventivas que pueden ayudar a mejorar la salud y calidad de vida. Es fundamental educar a los niños para que, desde muy temprana edad, se acostumbren a mantener una higiene adecuada.
Los hábitos de higiene como lavarse las manos, bañarse y cepillarse los dientes son prácticas que nos ayudan a prevenir enfermedades y a adaptarnos al medio que nos rodea. El baño diario ayuda a la piel a deshacerse de bacterias y desechos de las glándulas sebáceas y sudoríparas.
Las manos son la parte de nuestro cuerpo más expuesta a ensuciarse; por eso, es importante lavarlas frecuentemente, no importa si estamos en la casa, el trabajo o la escuela.
Es recomendable utilizar agua tibia y frotarse las manos con jabón por lo menos durante 10 segundos; esto evitará que contaminemos nuestros alimentos.
Asimismo, es indispensable tener las manos limpias antes de comer o de preparar y servir alimentos. Los padres deben supervisar que sus hijos pequeños se laven las manos después de ir al baño y luego de jugar con tierra y animales, ya que los niños se llevan las manos a la boca con frecuencia; esto puede ocasionar infecciones parasitarias y, en consecuencia, diarreas.
Para evitar contagios, es importante asearse las manos después de atender a un enfermo. A su vez, las uñas deben cortarse periódicamente para evitar la acumulación de bacterias.
El baño diario es un parte fundamental del aseo personal de cualquier persona sin importar su edad; es por ello que tal práctica debe asegurarse como una rutina obligatoria. La piel y el cabello son barreras de protección contra el medio ambiente que absorben impurezas y gérmenes que pueden infectar el cuerpo a través de cualquier raspón o herida.
El baño sirve para eliminar células muertas, así como secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas. La limpieza de la piel y los genitales evita el mal olor. Es recomendable cambiase la ropa después del baño, especialmente la ropa interior.
Además de todas las ventajas de salud que reporta, el baño es una actividad relajante porque estimula la circulación sanguínea.
Con respecto a la limpieza de la boca, es ideal lavarse los dientes después de cada comida. Así, eliminaremos la placa bacteriana, las caries y el mal aliento.
Precisamente, las caries constituyen un foco de infección a travésd el cual las bacterias pueden propagarse y producir enfermedades en órganos como el corazón o el riñón.
Muchas enfermedades se transmiten de una persona a otra por falta de higiene. Hay microbios que pueden pasar del excremento de una persona a la boca de otra a través de manos y uñas sucias, o bien, a través de moscas y en agua o comida contaminadas.
Algunas enfermedades que se transmiten de esa forma son los parásitos intestinales, la diarrea, la hepatitis y la fiebre tifoidea.
El aseo personal no sólo nos hace lucir más sanos y alegres, sino que nos permiten adaptarnos a nuestro entorno social. Alguien que está sucio o que huele mal comúnmente es rechazado por las demás personas.
En la etapa de la adolescencia se tiende disminuir el aseo personal, lo cual a veces representa un acto de rebeldía; sin embargo, es importante explicar a los jóvenes que esta conducta puede agravar las enfermedades propias de la edad, como el acné.
La higiene personal conlleva muchos beneficios a la salud y al desarrollo personal; disfrutemos del cuidado de nuestro cuerpo.
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