Cada año, se estima que 2.100 niños nacen o contraen el VIH de sus madres en América Latina y el Caribe; 22.400 se infectan con sífilis; alrededor de 9.000 nacen con Chagas, y 6.000 contraen el virus de la hepatitis B. Si no son detectadas y tratadas a tiempo, estas enfermedades pueden generar abortos, muerte fetal, malformaciones congénitas y neurológicas, problemas cardíacos, cirrosis, cáncer de hígado y en algunos casos hasta la muerte.
Para poner fin a la transmisión de la madre al hijo de estas cuatro enfermedades para 2020, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó el Marco para la Eliminación de la Transmisión Maternoinfantil del VIH, la sífilis, la hepatitis y la enfermedad de Chagas (ETMI-PLUS), una hoja de ruta con estrategias e intervenciones dirigidas a las mujeres antes y durante el embarazo, así como a las puérperas y a sus recién nacidos.
“El nuevo marco es una oportunidad para integrar y redoblar los esfuerzos que se están haciendo a la hora de diagnosticar y tratar a las embarazadas durante el control prenatal, y de prevenir las pérdidas gestacionales, malformaciones y muertes fetales originadas por la sífilis o que sus hijos se infecten con una enfermedad con graves consecuencias para su salud a largo plazo como el HIV, la hepatitis B o la enfermedad de Chagas”, afirmó Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP) de la OPS.
Desde 2010, los países de América Latina y el Caribe trabajan para eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH y de la sífilis como problemas de salud pública a través de la Estrategia para la Eliminación de la Transmisión Maternoinfantil (ETMI) del VIH y la Sífilis Congénita, coordinada por la OPS. Desde entonces, los países de las Américas lograron reducir 55% las nuevas infecciones en niños, que pasaron de 4.700 a 2.100 entre 2010 y 2015. En esos cinco años, se evitó que casi 28.000 niños se infectaran con el VIH.
Sobre el éxito de esta iniciativa, la OPS creó el marco ETMI-PLUS, que incorpora en una plataforma ya consolidada los esfuerzos para terminar también con la transmisión de madre al hijo del Chagas y la hepatitis B.
Prevenir la transmisión
Para reducir al máximo posible la transmisión maternoinfantil de estas cuatro enfermedades, la iniciativa de la OPS propone el testeo universal de todas las embarazadas, una política que han adoptado los países de la región y del mundo para diagnosticar el VIH y la sífilis, pero no todavía para el Chagas y la hepatitis B.
Al 2016, los 51 países y territorios de las Américas han incluido a la hepatitis B en sus esquemas oficiales de vacunación con tres dosis de la vacuna a los 2, 4 y 6 meses de edad. Asimismo, 21 países, cuya población representa el 90% de la cohorte de nacidos vivos, han incluido la dosis de la vacuna de hepatitis B del recién nacido en sus esquemas de vacunación.
Se estima que la cobertura regional de vacunación para la serie de tres dosis alcanza el 89% y la cobertura para la dosis de recién nacido es del 75%. Los logros de los programas de vacunación en las Américas sugieren que la eliminación de la transmisión de la hepatitis B perinatal y en la niñez temprana es factible. Sin embargo, es necesario expandir el acceso para que la vacuna alcance por lo menos al 95% de los niños, empezando con la dosis del recién nacido en las primeras 24 horas de vida.
Hasta el momento, la lucha contra el Chagas se ha concentrado con éxito en el control vectorial, la mejora medioambiental y el control de sangre para transfusiones. Sin embargo, el siguiente paso para lograr la eliminación de la enfermedad como problema de salud pública, es enfocar los esfuerzos en prevenir la transmisión maternoinfantil, que ahora representa alrededor de un tercio de las nuevas infecciones. Se estima que alrededor de 1,12 millones de mujeres en edad fértil están infectadas por el parásito T. cruzi en la región. El marco ETMI-PLUS, insta a testear a todas las embarazadas, y a testear y tratar a los bebés de las que arrojen resultados positivos, así como también a las madres después del parto.
“Queremos que la próxima generación no solo esté libre de VIH y de sífilis, sino también de Chagas y de hepatitis B”, sostuvo Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de la Salud de la OPS. “Contamos con herramientas costoefectivas para evitar que los niños se infecten de sus madres, pero necesitamos que estas medidas de prevención lleguen a todos los que las necesitan”, indicó.
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